martes, 4 de octubre de 2011



Hay que saber estar "con los pies en la tierra". También hay que saber fugarse. No debemos conceder territorios demasiado rápidamente; y sin embargo, como lo ha postulado Gilles Deleuze, "no hay nada más activo que una huida". En esta era de migraciones forzadas y desplazamientos de poblaciones, puede parecer extraño, incluso obsceno, considerar estrategias de desterritorialización y aplaudir su potencia política. Resistir, ¿no implica de alguna manera mantenerse en un territorio? Ésta parece una pregunta sencilla, pero de hecho, puede confundir causa y efecto: ¿no son, acaso, precisamente la devastación ambiental, el realismo capitalista, el empobrecimiento de la subjetividad y los niveles sin precedentes de extracción de la plusvalía, algunos de los indicadores de territorios de los que necesitamos alejarnos? Si cada acto de desterritorialización es a su vez un acto de reterritorialización en otro lugar, todos conocemos también los peligros de cambiar, simplemente, un territorio por otro. Pero nunca hay puro escape o simple retorno al viejo territorio - tal es la ambivalencia, la fuerza positiva y negativa del concepto. Como ya observó Marx, la desterritorialización es hasta cierto punto la ontología paradójica del capitalismo: en la disolución de todos los vínculos tradicionales, con un constante barajar y dar de nuevo, el capitalismo hizo de la desterritorialización de personas, bienes y valores, su modus operandi -, sin embargo, en este marco, toda reterritorialización se da, solamente, en función de extraer una plusvalía. En resumen, la desterritorialización es un arma de doble filo: a la vez lógica de la opresión y práctica de emancipación.

domingo, 25 de septiembre de 2011

"language is deterritorialized and deterritorializing" but is permanently at the risk of becoming-code



Brian Massumi, A user's guide to Capitalism and Schizophrenia, note 34.

no hay nada más activo que una huida...

La línea de fuga es una desterritorialización. Los franceses no saben muy bien lo que es eso. Por supuesto, como todo el mundo, huyen, pero piensan que huir, o bien es escaparse del mundo, mística o arte, o bien es una especie de cobardía, una manera de eludir los compromisos y las responsabilidades. Pero huir no significa, ni muchísimo menos, renunciar a la acción, no hay nada más activo que una huida. Huir es lo contrario de lo imaginario. Huir es hacer huir, no necesariamente a los demás, sino hacer que algo huya, hacer huir un sistema como se agujerea un tubo. George Jackson escribe desde la cárcel: «Es posible que me fugue, pero mientras dure mi huida, buscaré un arma.» Y Lawrence: «Las viejas armas ya no sirven, rehacedlas y apuntad bien.» Huir es trazar una línea, líneas, toda una cartografía. 

Gilles Deleuze (con Claire Parnet) Di
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